jueves, 2 de junio de 2011
HOMBRES
Definitivamente no entiendo a los hombres, o mejor dicho, lo que entiendo de ellos no me gusta exclusivamente. Parecen seres que andan por la vida solamente buscando tener sexo. Fuera de ello, su segunda prioridad es el trabajo y por último sus afectos, que por supuesto (aunque no lo sientan tales) para un buen especimen occidental y cristiano debe ser: la familia. Por lo menos que sea lo que se ve. Aunque en el fondo de sus cuerpos y de sus mentes y muy escondido en sus vidas tengan otras mujeres que satisfagan sus instintos más primarios. Así viven, y pasan los años y se les va la vida y pierden la oportunidad de ser felices sintiéndose amados (algo que desprecian sin quererlo conocer siquiera, algo a lo que le huyen como si fuera una enfermedad contagiosa que mata a la gente) con tal de tener seguro el sexo en sus vidas, el cual a su primitivo entendimiento les da la seguridad de sentirse HOMBRES, más hombres, menos hombres, pero hombres al fin, que alardean aunque más no sea con sus propios egos de tener una esclava que les da todo lo que piden porque ellos son el HOMBRE que ella ama y por lo tanto, si quiere la atiende por teléfono, si no quiere no, si se le antoja le escribe, si no quiere no, y quizás si un día se les canta ir a verla ya saben que ella estará loca de contenta y lista a proveerle su absolutamente necesario sexo.
¿Que si ella quiere algo más? ¿Qué otra cosa más podría querer ella que no sea su hermoso y (según él) placentero y enorme falo? Nooo... ¿Qué más puede pedir ella si sabe muy bien que está última en su lista de prioridades? Cuando tenga tiempo y ganas se ocupará de ella o mejor dicho, la llamará para que ella se ocupe de él.
¿Para qué querer algo más, si así está todo perfecto? Pedir algo más por parte de una mujer a un hombre... sería nada más ni nada menos que un lujo. Y no son tiempos de andar gastando en lujos.
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