sábado, 3 de octubre de 2009

PSICOLOGÍA PARA NO PSICÓLOGOS



LA PSICOLOGÍA DE HOY Y LA ANTERIOR


¿Quiénes son los no psicólogos? Y ¿qué es la psicología? Es fácil contestar a la pregunta sobre quiénes no son psicólogos. y la respuesta parece simple: son los que no estudiaron psicología, quines no posen el título académico de psicólogo. Por lo tanto, es natural que casi ningún hombre  sea psicólogo, pero eso no es exactamente así, pues yo afirmaría que los no psicólogos en sentido estricto no existen, ya que todo hombre en su vida y a su manera practica y debe practicar la psicología. Debe saber qué le ocurre a otro, debe tratar de comprender a los demás. Tenemos incluso que preveer cómo se comportarán los demás. Para ello no entramos en el laboratorio de  psicología de una universidad, sino que entramos -sin que tengamos que decidirlo- en el laboratorio de la vida cotidiana, en la que podemos examinar todas las expriencias y casos que se nos presentan y reflexionar sobre ellos. Por lo tanto la prengunta no debe ser: ¿es alguien psicólogo o no psicólogo? sino más bien: ¿es alguien buen o mal psicólogo? Y en este respecto me parece que el estudio de la psicología podría ayudarlo a ser un mejor psicólogo.
 Con esto llegamos a una segunda pregunta: ¿ qué es la psicología? Esta pregunta es mucho más difícil de contestar que la anterior. Nos llevará un poco de tiempo. Etimológicamente "psicología" significa "ciencia del alma". Pero esto nos dice muy poco acerca de qué es propiamnte esta ciencia del alma: cuál es su objeto,  qué métodos emplea, cuál es su fin.
  La mayoría de los hombres piensan que la psicología es una ciencia relativamente moderna. Opinan eso porque la palabra "psiclogía" se difundió en general en los últimos 100 o 150 años. Olvidan, sin embargo, que hay una psicología anterior a ésta, que se extendió más o menos desde el año  500 aC hasta el siglo XVII, aunque no se la haya llamdo psicología sino "ética", y también más frecuentemente llamada "filosofía"; pero no era otra cosa que psicología. ¿Cuáles eran entonces la naturaleza y los fines de es psicología premoderna? A esto se puede responder muy suscintamente : "era el conocimiento del alma del hombre con el fin de convertirlo en un hombre mejor". La psicología tenía entonces una motivación moral, y hasta podríamos decir religiosa, espiritual.
 Presentaré ahora algunos ejemplos muy breves de esta psicología premoderna: el Budismo, tiene una psicología muy amplia y sumamente complicada. Aristóteles escribió un manual de psicología, sólo que le llamó Ética. Los estoicos dearrollaron una psicología estremadamente interesante, muchos de los lectores conocerán quizás las Meditaciones de Marco Aurelio. Encontramos en Santo Tomás de Aquino un sistema de psicología, del que cualquiera podría verosímilmente aprender más que de la mayoría de los textos de psicología actuales. Allí se encuentran las más interesantes y profundas discusiones y análisis de conceptos como : narcisismo, soberbia, humildad, modestia, sentimientos de inferioridad y muchos más. algo similiar ocurre con Spinoza, que escribió una psicología y  -como Aristóteles. la llamó Ética. Spinoza es, por cierto, el primer gran psicólogo que reconoció con total claridad la existencia del inconsciente, cuando dijo: todos somos conscientes de nuestros deseos, pero no del motivo de nuestros deseos. Y éste es en verdad, como veremos luego, el fundamento de la psicología profunda de Freud, que llegó mucho más tarde.
  En la época contemporánea surgió una psicología totalmente distinta, que no tiene, en cifras redondas mucho más de 100 años. Su fin es otro: hay que conocer el alma no para volverse "mejor" sino -simplificando y esquematizando las cosas- para llegar a ser un hombre "más exitoso". El hombre quiere conocerse a sí mismo, conocer a los demás, para obtener mayor provecho en la vida, para manipular a los otros, para formarse a sí mismo de la manera más propicia al éxito.
Esta diferencia entre la tarea que se proponía la psicología premoderna y la que trata de realizar la psicolgía actual sólo se comprende si se percibe en qué medida han cambiado la cultura y los fines de la sociedad. Sin duda en la Grecia clásica y en el Medioevo los hombres en general no eran mucho mejores de lo que hoy son, y hasta quizás fueran más malos en su conducta cotidiana, pero su vida estaba dominada por una idea; no vale la pena vivir sólo para ganarse el pan, la vida debe también tener un sentido, servir al desarrollo del hombre. En este contexto se ubica  a la psicología.
  El hombre contemporáneo ve las cosas de otra manera. No le interesa tanto "ser" más, sino "tener" más: una mejor posición, más dinero, más poder, más respetabilidad y ya sabemos hoy -y esto se va divulgando cda vez más y se ve quizás con la mayor claridad en el país económicamente más avanzado y rico del mundo, Estados Unidos-, que son cada vez más los hombres que han comenzado a dudar que la consecución de estos fines los hará realmente felices. Pero no me extenderé aquí sobre este punto. Subsiste el hecho de que estos  don fines han impreso también a la psicología dos direcciones distintas. Quiero agregar algo ahora acerca de la psicología contemporánea, para mostrar cómo  hay que reprentarse a esta disciplina.
  La psicología contemporánea comenzó en forma muy humilde. Se interesaba en estudiar la memoria, fenómenos acústicos y visuales, asociaciones de ideas y la psicología de los animales. El nombre Wundt es quizás el más significativo e importante en este comienzo de la psicoogía actual. Estos pisólogos no escribían para el gran público, no eran muy conocidos, escribían para especialistas y eran muy pocos los legos que se interesaban en sus
en sus trabajos y publicaciones.
  Pero esto cambió por completo cuando la psicología comenzó a popularizarse, pues se aplicó a resolver una "cuestión básica": la de los motivos de la conducta humana. Este fue el tema constante de la psicología en los últimos 50 años. La cuestión interesa a todos, pues todo el mundo querría saber qué es realmente o lo que lo motiva, por qué está motivado de una manera y no de otra. Y cuando la psicología le ofrece la perspectiva de  averiguar algo al respecto, lo recibe como cosa de gran calor. Por eso esta psicología motivacional llegó a ser quizás la ciencia más popular de todas y, particularmente en los últimos decenios no vio menguada sino acrecentada esa popularidad.

  Esta psicología popular incluye dos escuelas fundamentales: la que sostiene la "teoría instintivista", y la psicología del comportamiento o "teoría conductista." Diré, para comenzar, dos palabras sobre la teoría instintivista, debe su origen a uno de los máximos pensadores del siglo XIX, Charles Darwin.
 Darwin se ocupó en su época de los intintos como fundamento de la motivación humana. Sobre la base de sus trabajos, se fue contruyentod luego una teoría que, dicho brevemente, acentúa que cada conducta tiene un motivo y que cada motivo es un instinto independiente, innato en el hombre -innato exactamente igual que el institnto del animal.- Si somos agresivos, la causa es nuestro instinto de agresión; si somos sometidos, es nuestro instinto de sumisión; si somos ávidos de posesiones, es el instinto de posesión; si somos celosos, es el instinto de celo; si nos mostramos dispuestos a cooperar, es el instinto de cooperación; si solemos sustraernos a algo huyendo, es el instinto de fuga, etcétera. Y de hecho los teóricos del instinto han enumerado en conjunto unos doscientos instintos distintos que (como cada tecla de un piano cuando se la oprime) motivan una conducta humana totalmente determinada.
  Los principales representantes de estas teorías instintivas fueron los norteamericanos : Williams James y William McDougall. Quizás el lector, por la descripción que acabo de hacer, imagine que esta teoría es muy simplista y hasta ingenua. De ninguna manera es así. Sobre el fundamento de las ideas de Darwin , estos dos autores, y también otros, que fueron pensadores muy significativos y agudos, construyeron un edificio extraordinariamente interesante -sólo que ese edificio en mi opinión, tiene fallas de estructura-. En realidad no es un edificio sino un conjunto de hipótesis qeu nunca se confirman en la realidad. La última gran teoría instintivista que se ha vuelto muy popular es la de Konrad Lorenz, que ha reducido la agresión humana a un instinto más o menos innato de agresión.
  La deficiencia de estas teorías reside en su tendencia a la simplificacción. Las cosas resultan justamente muy simples cuando se postula teóricamente un instinto para cada conducta particular. Pero con eso no se aclara nada; sólo dice: la conducta tiene un motivo, y éstos motivos son innatos. En el caso de la mayoría de esos motivos, tal cosa no se puede demostrar. Existen unos pocos -como por ejemplo el de agresión defensiva o el de huida y hasta cierto punto también la sexualidad, aunque en este caso la seguridad es mucho menor-, en los cuales hay partes casi instintivas. Pero también en este caso subsiste el hecho de que el aprendizaje y el influjo cutural y social pueden incluso modificar extraodinariamente estos instintos innatos -hasta el punto de que entre los hombres y los animales sometidos a estas modificaciones casi llegan a desapareer, o, por el contrario, se refuerezan considerablemente-.
  La otra dificultad de esta teoría consiste en que ciertos instintos, en muchos hombres y muchas culturas tienen notable intensidad y en cambio en otros están muy poco desarrollados. Hay por ejemplo razas primitivas que son extraordinariamente agresivas, pero otras, en cambio, no manifiestan absolutamente ninguna agresividad. Esto se observa también en algunos hombres;  si alguien acude hoy a una psiquiatra y dice: "Doctor, estoy tan enojado, quería matar a todos, a mi mujer, a mis hijos, suicidarme...", el médico no dice : "Claro, este hombre tiene un instinto de agresividad fortísimo", sino que más bien hace un diagnóstico y afirma: "Este hombre debe estar enfermo, pues esa agresividad que expresa, ese odio que ha acumulado, es una manistestación patológica". Si fuera un instinto se trataría dde una manifestación normal y no de un signo de enfermedad.
  Encontramos además -y esto es muy importante- que justamente los hombres más primitivos, los cazadores y recolecstores, que se encuetnran al comienzo de todas las civilizaciones, fueron los hombres menos agresivos. Si la agresividad fueran innata, deberían de mostrarla de la manera más clara los cazadores y recolectores. En cambio, se puede demostrar lo contrario: que con el desarrollo de la civilización -desde más o menos el año 4000 aC.-, con la construcción de grandes ciudades, reinos, jerarquías, ejércitos, con el descubrimiento de la guerra, de la esclavitud -y digo deliberadamente  "descubrimiento" porque todos esos no son fenómenos que se den por naturaleza-, crecieron también de manera pavorosa el sadismo, la agresividad, el gusto por someter a los demás y por destruir, en mayor medida que la registrada en los hombres primitivos prehistóricos.


  Estas dificultades llevaron a la escuela opuesta, la de la "teoría conductista", a afirmar exactamente lo contrario: que no hay absolutamente nada innato, que todo es consecuencia de circunstancias sociales y de la hábil manipulación de los hombres, sea por la sociedad o también en el seno de la familia. El más importante y famoso respresentante de esta escuela es actualmente el profesor norteamericano Skinner, que en su libro "Más allá de la libertad y la dignidad" afirma acertadamente:
  "Conceptos como libertad o dignidad son puras ficiones, no existen en absoluto, sino que son producto del influjo ejercido sobre los hombres con el fin de que éstos se hagan a la idea de que querrían ser libres. Pero en la naturaleza del hombre no reside ni el deseo de libertad ni el sentimiento de la dignidad humana". Un ejemplo en apoyo de esta teoría: Juanito no quiere comer espinaca. Si la madre lo castiga por ello -y eso lo saben bien muchos padres-, no logra ningún éxito. dice Skinner: "Ese también es un método equivocado. No se debe habalar mucho de la espinaca sino limitarse a ponerla en la mesa a la hora del almuerzo. Si Juanito come un poco de ella, la madre lo mira con actitud caiñosa y le promete un trozo extra de torta. A la vez siguiente vuelve la espinaca a la mesa y Juanito se se muestra más dispuesto a comerla. La madre entonces le sonríe cariñosamnte y le da esta vez un trozo de chocolate. Y así hasta que el pequeño está condicionado, es decir, hasta que llega a aprender que si come espinaca obtiene una recompensa. Y ¿quién no quiere obtener una recompensa? Y luego de algún tiempo comerá la espinaca con gusto, mejor que las demás verduras". Pues bien, esto puede suceder, Skinner ha trabajado mucho tratando de mostrar cuál es la manera más hábil de lograr estos resultados. No se repite y una y otra vez esta recompensa, sino que  se la omite una vez y luego se la reintroduce. Y se realizaron muchas investigaciones e ingeniosos experimentos tendientes a verificar cuál es la mejor manera de inducir a los hombres mediante recompensas a hacer los que uno quiere que hagan. Por qué el otro lo quiere es cosa que a Skiner no le interesa para nada, pues dice: "No hay ningún valor que tenga significación objetiva".
  Esto es muy comprensible, si se piensa en la simulación del psicólogo en el laboratorio. Que los ratones o los conejos coman o no coman carece de todo interés  -sólo interesa que con determinados medios se los pueda inducir a comer o a no comer-. Y como los psicólogos del comportamientos conciben  al hombre -y hasta a sí mismos- como conejos de laboratorio, carece para ellos de toda importancia averiguar para qué y por qué hay que condicionar para algo, sino que sólo les interesa el hecho de que se lo puede hacer, y la convicción de que es posible lograrlo a la perfección. El conductismo separa el "comportamiento del hombre" del "hombre" propiamente dicho. No investiga al hombre en tanto produce un comporamiento, sino que investiga sólo el producto; el producto es conducta. En lo referente a lo que está detrás de la conducta, es decir, al hombre, dice expresamente: eso es insignificante, es filosofía, es especulación. Sólo nos interesa lo que el hombre "hace". Tampoco averigua por qué ocurre el sorprende hecho de que muchos hombres no reaccionan como deberían hacerlo si la teoría fuera correcta. No parece molestarlos el hecho de que muchos hombres no se rebelen, que no se adapten, que no reaccionen a los refinados estímulos que en general utiliza esta teoría, sino que actúen justamente en forma contraria. Esta teoría parte del supuesto de que a la mayoría de los hombres les resulta preferible dejarse seducir, más bien que ser y realizar lo que resultaría de su auténtica naturaleza y de su auténtica disposición.
  La teoría instintivista y la teoría conductista tienen algo en común, pese a las grandes oposiciones: para ambas el hombre no es de ninguna manera el que configura su propia vida. El hombre de la teoría instintivista es impulsado por el pasado de la raza humana y animal; el hombre del conductismo es impulsado por los dispositivos y condicionamientos sociales vigentes en ese momento; está condicionado por las artes oportunistas de seducción de su sociedad, tal como el otro hombre está condicionado por el pasado de su raza. Pero ninguno de los dos ni ningún modelo de hombre en estas teorías está determinado por lo que quiere, por lo que es, por lo que corresponde a su ser.
  Estas dos grandes orientaciones representan la mayor parte de lo que hoy se puede llamar psicología contemporánea". Debemos decir que la psicología conductista ha triunfado totalmente en la actualidad. La mayoría de los profesores de psicología en las universidades norteamericanas son conductistas y la psicología soviética está estrechamente emparentada con esta tendencia -por razones socioculturales comprensibles que no puedo profundizar aquí.

Fuente: El amor a la vida de Erich Fromm, Capítulo IV PSICOLOGÍA PARA NO PSICÓLOGOS. Apartado 1 La Psicología de hoy y la anterior. Ediciones Paidós Ibérica. Círculo de Lectores 1983.-

Melan

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