viernes, 2 de marzo de 2012

Gracias a Dios, ya dejé de amarte...





Si supieras... tengo algo tan maravillosamene hermoso para contarte y por esa tozudez tuya de no querer hablar ya conmigo no puedo compartirla con vos.
 Sigo viendo que  viene alguien diariamente a visitar este blog, no sé por qué a veces pienso que podés ser vos pero otras siento que no sos capaz de hacerlo, que no te interesan estas cosas y que menos aún si provienen de mí.
 Así es que he llegado la conclusión de que ya no te intereso en lo más absoluto porque dentro de cinco días hará cuatro meses que me dijiste lo que me dijiste y nunca más hiciste nada para acercarte a mí, lo cual me demuestra que se acabó del todo lo poco que pudiste haber sentido por mí, aunque más no fuera un mero interés sexual.
 Muchas veces recuerdo aquel mensaje con signo de admiración y todo y no puedo terminar de convencerme de que hayas sido vos, mi Juanqui, ese hombre que quise durante tantos años, ese jovencito que fuiste, el hombre maduro que sos ahora, ambos a quien quise tanto, que me haya podido decir algo tan feo, tan humillante, tan doloroso, sabiendo que me iba a doler, sabiendo vos que me traería mucho sufrimiento, porque vos me conocés bien y sabés que soy muy débil para las agresiones, que soy vulnerable, que todo me hace mal. Sabés también que sufrí mucho en la vida y que a vos no te pedía más que un poquito de atención que con eso me ayudabas a salir aunque sea unas horas de la profunda depresiòn en que estaba sumida, y sin embargo, no pensaste en nada de ello, no te importó nada, sólo pensaste en vos y en lo que te estaría diciendo tu mujer. Por supuesto, qué podía esperar yo si no era nada en tu vida, nada pero nada de nada, sólo una estúpida voz en un teléfono que te daba placer... qué ilusa fui... qué tonta... pensar que alguien como vos pueda amar o interesarse un poco por alguien como yo, alguien con mi manera de pensar, de sentir, de ver la vida, alguien que se interesa por los sentimientos propios y ajenos, alguien que tiene memoria... porque yo no me olvido nada de lo que vivimos desde hace cuarenta y tres años... de nada.
 Yo no me olvido de La Perla, ni del muñequito que me pusiste una vez en el bolsillo del guardapolvo y que se lo habías sacado a tu papá del auto para regalármelo a mí, como tampoco me olvido del día, de hace unos pocos años, en que viniste desesperado buscando un hotel para estar conmigo y casi no recuerdo una palabra tuya, sólo recuerdo que me pediste algo que luego me seguiste pidiendo por teléfono cada vez que hablábamos  últimamente. No me olvido de la flor que cortaste en la calle 14 de Sáenz Peña saliendo del Sr. Perrin, mi profesor de inglés ni de los bailecitos donde éramos poco menos que la parejita del rock, como tampoco me olvido de las cuatro veces que fui y vine en un sólo día a Resistencia sólo para verte y vos, no sólo me hacías esperar una hora a veces, sino que me dejabas dos horas antes en el aeropuerto y yo con el sufrimiento del viaje y de que por favor no le pasara nada al avión porque en mi casa me esperaban mis hijas y mi ex para quienes supuestamente yo volvía de la facultad,
 Yo no olvido nada Juan Carlos, ni lo bueno, ni lo malo, ni lo fácil, ni lo difícil, ni lo de jovencitos, ni lo de maduros, en cambio vos, parece que naciste esta mañana y esta noche te morís y volvés a renacer en otro hombre que se llama igual, tiene el mismo trabajo y la misma familia y vive en el mismo lugar que el de ayer y nada más... todo lo demás que pasó por tu vida no existió nunca. Ese sos vos, Juan Carlos, y yo ya no amo a ese hombre, gracias a Dios, aunque me hubiera gustado compartir mi noticia linda, quizás sólo por costumbre de contarte y contarte cosas que jamás recordás, si seguramente ni siquiera recordás que se me fue para siempre mi hija mayor, mi dulce petichita, ni siquiera eso recordarás, qué lo vas a recordar! Si a vos nunca te importó nada de mí...

No hay comentarios:

Publicar un comentario