jueves, 29 de octubre de 2009

DEPRESIÓN: LA PÉRDIDA DEL OBJETO


Ansiedad o depresión.

Dos manifestaciones opuestas de patologías que transforman la vida tanto de quienes las padecen como del entorno más próximo a ellos. Dos expresiones propias de nuestro tiempo. Resultado de la combinación de historias particular, de las exigencias del medio, de los otros, de ideales truncos o anhelados a cualquier costo, del origen de esos ideales. Desarrollamos algunos puntos sobre la depresión.

La depresión

Algunos autores comprenden la depresión desde el desarrollo teórico de Freud en Inhibición, síntoma y angustia. Desde esta perspectiva teórica, la depresión deriva de un intenso deseo inalcanzable, un deseo que puede estar referido a distintos aspectos de acuerdo a la constitución personal de cada sujeto: deseo de apego, de seguridad, de bienestar, de un objeto querido intensamente, deseo de satisfacer el narcisismo expresado en la sensación de omnipotencia. Las experiencias depresivas de indefensión e impotencia derivan de este intenso deseo inalcanzable. La sensación de indefensión que inunda al sujeto en depresión es la característica de esta patología, provocando incluso algún tipo de retardo motor.

Freud, Duelo y Melancolía y la segunda tópica


Desde la literatura psicoanalítica puede decirse que el texto central que hace referencia a la depresión es Duelo y Melancolía.
Freud lo escribe en 1915 y al momento de su publicación cae la consecuencia teórica directa del texto: la primera tópica planteada por Freud se vuelve insuficiente para explicar el aparato psíquico.
La muerte reclama ya su lugar en la teoría. Comienza a ser evidente para Freud que la causa de la melancolía no podía seguir buscándose en factores externos sino en lo interno, en la predisposición que hoy se define y entiende como un factor estructural.
En este texto la reconstrucción del proceso que se expresa en melancolía, se realiza desde el mismo desencadenamiento.

La pérdida del objeto


La perdida del objeto que generará la melancolía ambivalente y la depresión, puede ser tanto real como ideal. Quizás la pérdida real pareciera ser más fácil de comprender como causa de la depresión. Pero ¿cómo es la perdida ideal? ¿Qué es lo que lo que vuelve a un objeto ideal para el sujeto, al punto tal de generara la patología de la depresión?
Freud responde a esto: un sujeto ama en el objeto aquellas características que poseen el merito que le falta al yo propio para alcanzar ese ideal. Se cruza una línea: se esta entonces hablando del Ideal del Yo. Perder a un objeto que, se cree, posee las características necesarias para alcanzar un ideal anhelado intensamente, genera una profunda depresión, ya que el sujeto mismo no cuenta con estas características en su Yo. El ideal se vuelve entonces inalcanzable para el sujeto y la melancolía toma el poder y las fuerzas.

Nostalgia no es depresión


Suele ser común la confusión entre los dos términos. No significan lo mismo.
En el estado de tristeza o nostalgia se genera sufrimiento, pero no hay un riesgo sobre la identidad, es decir los proyectos de vida se mantienen indicando que las identificaciones que estructuran la identidad están a salvo.
En la depresión tanto el enfermo como el analista pueden sentir que hay algo que estructuralmente mantiene inmóvil al paciente: no puede salir y en el pico de melancolía el sujeto se recoge sobre sí mismo, se aparta del mundo compartible, y queda fijado en una experiencia profundamente dolorosa.


La cura de la depresión


La cura de la depresión es posible, el tratamiento psicoanalítico es una opción viable y efectiva. La depresión es una patología peligrosa, de no recibir tratamiento puede llevar a los bordes de la muerte o a la muerte misma. El psicoanálisis es una línea teórica que se dirige directa y profundamente a las causas estructurales que determinan la predisposición de cada sujeto.





Fuente del Artículo: http://www.editum.org/autor-=-.html

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