sábado, 31 de octubre de 2009

NO TENDRÍA



No tendría que haber vivido la adolescencia,
no por lo menos como la recuerdo,
debería haber sido un paso sin huella,
un camino de tierra
un jardín sin rosal

No tendría que haber tenido amor en primavera
ni haber conocido el sol y su tibieza
no debería haber sentido nunca la esperanza
de tus ojos sobre los míos de aquella manera

Fue solo una vez, o dos, o tres, no más
pero fue en ese tiempo cuando perdí
la posibilidad de volver a  amar

viernes, 30 de octubre de 2009

Sí, está todo mal conmigo



Sí, está todo mal conmigo, pero no en todo tenés que ver vos, la mayoría de los motivos no son vos, son mi propia vida, son mis inseguridades, mis errores, y a veces mis aciertos como priorizar mi hija y por eso estar sola y la principal ya la sabés el tremendo agujero que dejó en mi vida la partida de mi hija. Sé que me viste en mejor estado de ánimo, mucho mejor, pero había otras motivaciones, vos por ejemplo además de la medicación antidepresiva. Ahora no tengo ni lo uno ni lo otro.
Y no te pedía palabras de poeta, sólo pedía dos palabras que alguna vez me dijiste, un sobrenombre y un sentimiento. Ya sé que nos las vas a decir, yo tampoco, si se da nos terminaremos enviándonos mails para que me cuentes como está el tiempo por tu ciudad y yo la temperatura y la humedad de esta linda Buenos Aires, va a ser divertidísimo y sobre todo muy sentimental. O sino, no nos diremos nunca nada más. Creo que sería lo mejor. No me gusta ocupar el papel de la pesada de la película y tampoco nunca mendigué, no lo voy a hacer ahora. Buen finde Juan.

jueves, 29 de octubre de 2009

DEPRESIÓN: LA PÉRDIDA DEL OBJETO


Ansiedad o depresión.

Dos manifestaciones opuestas de patologías que transforman la vida tanto de quienes las padecen como del entorno más próximo a ellos. Dos expresiones propias de nuestro tiempo. Resultado de la combinación de historias particular, de las exigencias del medio, de los otros, de ideales truncos o anhelados a cualquier costo, del origen de esos ideales. Desarrollamos algunos puntos sobre la depresión.

La depresión

Algunos autores comprenden la depresión desde el desarrollo teórico de Freud en Inhibición, síntoma y angustia. Desde esta perspectiva teórica, la depresión deriva de un intenso deseo inalcanzable, un deseo que puede estar referido a distintos aspectos de acuerdo a la constitución personal de cada sujeto: deseo de apego, de seguridad, de bienestar, de un objeto querido intensamente, deseo de satisfacer el narcisismo expresado en la sensación de omnipotencia. Las experiencias depresivas de indefensión e impotencia derivan de este intenso deseo inalcanzable. La sensación de indefensión que inunda al sujeto en depresión es la característica de esta patología, provocando incluso algún tipo de retardo motor.

Freud, Duelo y Melancolía y la segunda tópica


Desde la literatura psicoanalítica puede decirse que el texto central que hace referencia a la depresión es Duelo y Melancolía.
Freud lo escribe en 1915 y al momento de su publicación cae la consecuencia teórica directa del texto: la primera tópica planteada por Freud se vuelve insuficiente para explicar el aparato psíquico.
La muerte reclama ya su lugar en la teoría. Comienza a ser evidente para Freud que la causa de la melancolía no podía seguir buscándose en factores externos sino en lo interno, en la predisposición que hoy se define y entiende como un factor estructural.
En este texto la reconstrucción del proceso que se expresa en melancolía, se realiza desde el mismo desencadenamiento.

La pérdida del objeto


La perdida del objeto que generará la melancolía ambivalente y la depresión, puede ser tanto real como ideal. Quizás la pérdida real pareciera ser más fácil de comprender como causa de la depresión. Pero ¿cómo es la perdida ideal? ¿Qué es lo que lo que vuelve a un objeto ideal para el sujeto, al punto tal de generara la patología de la depresión?
Freud responde a esto: un sujeto ama en el objeto aquellas características que poseen el merito que le falta al yo propio para alcanzar ese ideal. Se cruza una línea: se esta entonces hablando del Ideal del Yo. Perder a un objeto que, se cree, posee las características necesarias para alcanzar un ideal anhelado intensamente, genera una profunda depresión, ya que el sujeto mismo no cuenta con estas características en su Yo. El ideal se vuelve entonces inalcanzable para el sujeto y la melancolía toma el poder y las fuerzas.

Nostalgia no es depresión


Suele ser común la confusión entre los dos términos. No significan lo mismo.
En el estado de tristeza o nostalgia se genera sufrimiento, pero no hay un riesgo sobre la identidad, es decir los proyectos de vida se mantienen indicando que las identificaciones que estructuran la identidad están a salvo.
En la depresión tanto el enfermo como el analista pueden sentir que hay algo que estructuralmente mantiene inmóvil al paciente: no puede salir y en el pico de melancolía el sujeto se recoge sobre sí mismo, se aparta del mundo compartible, y queda fijado en una experiencia profundamente dolorosa.


La cura de la depresión


La cura de la depresión es posible, el tratamiento psicoanalítico es una opción viable y efectiva. La depresión es una patología peligrosa, de no recibir tratamiento puede llevar a los bordes de la muerte o a la muerte misma. El psicoanálisis es una línea teórica que se dirige directa y profundamente a las causas estructurales que determinan la predisposición de cada sujeto.





Fuente del Artículo: http://www.editum.org/autor-=-.html

martes, 20 de octubre de 2009

SIGMUND FREUD Y EL PSICOANÁLISIS



FREUD, SIGMUND (1856-1939)







Sigmund Freud, fundador del psicoanálisis, nació en Freiberg, de padres judíos. Se trasladó a vivir a Viena donde estudió medicina especializándose en neuropatología, concretamente en la parálisis infantil y en los problemas del lenguaje como la afasia. Por aquellas épocas los judíos no podían trabajar en instituciones públicas como los hospitales, ni tampoco dar clases en la Universidad, por eso se situó en una consulta privada. Esto lo llevó a tratar pacientes que padecían histeria, una reacción neurótica en la cual los conflictos emocionales son convertidos en síntomas físicos como parálisis y sordera (en la actualidad, se prefiere el término trastorno de conversión al de histeria).






Su paso a la psicopatología se produjo cuando conoció a Jean-Martin Charcot, médico especializado en enfermedades nerviosas, que practicaba la hipnosis para curar a las enfermas de histeria en el Hospital de Salpetriere de París. El Gobierno francés le concedió una beca a Freud para ir un año a estudiar en París y fue allí donde pudo observar cómo unas mujeres paralíticas con un síndrome histérico, se levantaban durante las sesiones de hipnosis de Charcot. Comprueba que hay un nivel mental que sigue funcionando en el inconsciente, incluso estando bajo los efectos de la hipnosis.






En un principio, Freud procuró aliviar los síntomas de la histeria con hipnosis y electroimanes, pero pronto comprobó que las "curas" así logradas eran temporales. En la búsqueda de una cura permanente inventó un instrumento psicológico para la exploración de la personalidad, denominado asociación libre gracias al cual descubrió el reino inconsciente de la vida psíquica.






Fue fundamentalmente esta exploración de la vida psíquica inconsciente de sus pacientes lo que lo inspiró para crear el psicoanálisis, realización primordial de Freud y puntal de su fama. El psicoanálisis es a la vez un método terapéutico y una teoría de la personalidad.






Junto a su amigo Joseph Breuer, que también tenía una consulta en Viena, es cómo Freud hizo su paso hacia el Psicoanálisis. Breuer trataba una paciente, Anna O. que tenía desmayos, taquicardias y problemas cutáneos, pero gracias a la hipnosis estos síntomas se iban reduciendo e incluso desaparecían. Lo que producía dichos problemas en la paciente fueron los abusos sexuales que sufrió en su infancia por un familiar. Fue a partir de aquí que Freud dijo que detrás de cada problema psicológico existe también otro problema sexual.






Para Freud la mente tiene tres subsistemas: el consciente o lo que estamos pensando, el preconsciente que es lo que no hay en el consciente, pero en cualquier momento puede estarlo y el inconsciente que se encuentra oculto y nuestra mente no permite que aflore, sólo sale a través de los sueños, de los errores que cometemos sin querer, de las asociaciones libres o bajo hipnosis. Dijo que los procesos psíquicos son en sí mismo inconscientes y que los procesos conscientes no son sino actos aislados o fracciones de la vida anímica total. Esta afirmación está relacionada con el segundo principio donde determinados impulsos instintivos los clasifica de impulsos sexuales. Según Freud la líbido es la fuerza impulsiva que representa el instinto sexual, la energía relacionada con todas las emociones que denominamos con el término amor. La evolución de la líbido en el hombre pasa por cuatro fases desde su nacimiento: oral, sádica, anal y fálica.






Otro esquema mental que describe Freud es a partir de tres instancias denomionadas Ello, Yo y Super-Yo. De todas ellas, la parte más profunda de la psique es el Ello, en el cual radica todo lo heredado, los impulsos instintivos y predomina el "principio del placer". Es inconsciente en su totalidad. El Yo es el "principio de realidad", es consciente y tiene la función de la comprobación de la realidad, así como la regulación y control de los deseos e impulsos provinientes del Ello. Más adelante, el Yo da lugar al nacimiento del Super-Yo, que es el representante interior de la autoridad y normas de los padres, así como de la educación recibida y de la sociedad en general, tiene un campo inconsciente con algo consciente.






Freud es uno de los más famosos psicólogos que hayan existido jamás. Sus contribuciones a la psicología del aspecto inconsciente de la vida mental son múltiples, e incluyen el estudio de la conducta normal, la amnesia, la angustia, los sueños, la personalidad, el desarrollo psicosexual y los motivos inconscientes.






Entre sus numerosas hipótesis se encuentra la que las ideas, motivos y recuerdos inconscientes desempeñan un importante papel en la vida cotidiana, ejerciendo control sobre gran parte de nuestro comportamiento. Esta se pone de manifiesto en los deslices verbales, los sueños, los síntomas neuróticos, etc. La doctrina de los elementos inconscientes, en caso de ser correcta, revestiría enorme importancia.






Las dos grandes temáticas que recorren la obra de Freud son el sexo y la agresión. Se diría que el sexo es el gran tema ascendente en la vida, es la fuerza que da cuenta no sólo de la vida del individuo sino de las generaciones futuras. Al conjunto de instintos (pulsiones biológicas) relacionados con la supervivencia los llamó Eros, por el termino griego que designaba al amor, y entendía que la agresión (incluida la autoagresión) surgía de un instinto de muerte al que denominó Tánatos, a partir del dios griego de la muerte. Estas dos fuerzas batallaban entre sí a lo largo de toda la vida del organismo; al comienzo Eros es más poderoso, pero al final Tánatos termina triunfando. Si bien los conceptos de Eros y Tánatos son algo románticos, es verdad que para los terapeutas gran parte de la conducta inadaptada se expresa como dificultades sexuales e impulsos agresivos. Así pues, Freud señaló a los futuros trabajadores de la salud mental, en general, la dirección correcta.






Freud fue un autor prolífico. Una de las ediciones de BUS obras contiene más de 20 volúmenes. Entre sus libros mejor conocidos se encuentran La interpretación de los sueños (1900), Obras completas tomos 1 y 2, tomos 4 y 5, Psicopatología de la vida cotidiana (1901), Obras completas, tomo 6, Conferencias de introducción al psicoanalista (1916-17), Obras completas, tomos 15 y 16 ay El yo y el ello (1923), Obras completas, tomo 19.

Por qué lo hacés?

No entiendo por qué no me contestás los mails. Puede ser tanto el trabajo? Si, en tu caso creo que puede, aunque si no lo tuvieras igual no me contetarías. Hay días que quisiera no haberte conocido y otros como hoy en que no encuentro ninguna solución a mis tormentos, en que preferiría no haber nacido. Terminar con mi vida se me hace muy difícil. He probado, pero tengo miedo, el institnto de superpivencia nos domina hasta el instante en que es dominado por tánatos el impulso a la muerte y entonces allí sí logramos suicidarnos, mientras tanto hay que vivir en este limbo, especie de oscuro pasillo infinitamente largo y húmedo, desde donde muy despacito vamos caminando indefectiblemente a la muerte que queramos o no un día se producirá.

miércoles, 14 de octubre de 2009

La psique según Jung


La estructura de la psique

La psique, según Jung se divide en cuatro zonas; el Yo, la conciencia, el inconsciente personal y la herencia arcaida individual. Las dos primeras pertenecen al ámbito de lo consciente, mientras las dos restantes forman el inconsciente.
 El Yo, o zona yoica, es el centro de la estructura, en él se produce el conocimiento de la propia existencia.
 La conciencia, circunda al Yo y está constituida por el conocimiento general del sujeto.
 El conjunto formado por la conciencia y el Yo está escindido del mundo exterior por lo que Jung denomina persona  (sinónimo de máscara). Con ello está designando la actitud del individuo mediatizada por la sociedad. Cada hombre es, en cierta medida, el producto de lo que se espera de él (padres, trabajo, sociedad, religión).
 El inconsciente personal son los acontecimientos ocultos a la conciencia, y puede hacerse consciente a través del análisis psicoanalítico.
 La hereencia arcaica individual es la aportación capital de Jung y está formada por el inconsciente colectivo, los arquetipos, (sueños, ensueños, visiones, fantasías y símbolos.)

El inconsciente colectivo

 A partir del estudio del los sueños, los pensamientos subconscientes, las perturbaciones mentales y los rasgos culturales típicos de las culturas primitivas actuales, Jung creyó llega a descubrir la existencia de ciertos rasgos psicoloógicos humanos que, de forma genética, y a modo de atavismo, se han  ido acumulando en forma de recuerdos de hechos fundamentales de la especie humana desde qu ésta se consstituyó como tal.
 Esta sugestica hipótesis sostiene que el inconsciente colectivo se constituye a modo de un gran recipiente de sabiduría ancestral; el psiquiatra debe facilitar al enfermo su contacto con ella.

Los arqueticpos y los sueños

La teoría jungiana sostiene que en la psique humana se hallan registrados recuerdos del pasado de la especie. A estas imágenes las denomina arquetipos  y vendrían a ser como "categorías universales de intuición y estimación". Estas categorías residen en el inconsciente colectivo y se heredan con la estructura cerebral. Estas imágenes o núcleos de fuerza adoptan distintas imágenes cuando llegan al umbral de la conciencia.
 Los sueños, además de tener un valor personal y ser manifestaciones del inconsciente, tienen también un valor relacionado con el inconsciente colectivo. Jung adopta una actitud cuasi parapsicológica, puesto que las entiende como mensajeros de lo trascendente.
Además de los fenómneos mencionados, existen las revelaciones;  éstas son símbolos de los arquetipos y tienen pluralidad de significados y un valor profético.

sábado, 3 de octubre de 2009

PSICOLOGÍA PARA NO PSICÓLOGOS



LA PSICOLOGÍA DE HOY Y LA ANTERIOR


¿Quiénes son los no psicólogos? Y ¿qué es la psicología? Es fácil contestar a la pregunta sobre quiénes no son psicólogos. y la respuesta parece simple: son los que no estudiaron psicología, quines no posen el título académico de psicólogo. Por lo tanto, es natural que casi ningún hombre  sea psicólogo, pero eso no es exactamente así, pues yo afirmaría que los no psicólogos en sentido estricto no existen, ya que todo hombre en su vida y a su manera practica y debe practicar la psicología. Debe saber qué le ocurre a otro, debe tratar de comprender a los demás. Tenemos incluso que preveer cómo se comportarán los demás. Para ello no entramos en el laboratorio de  psicología de una universidad, sino que entramos -sin que tengamos que decidirlo- en el laboratorio de la vida cotidiana, en la que podemos examinar todas las expriencias y casos que se nos presentan y reflexionar sobre ellos. Por lo tanto la prengunta no debe ser: ¿es alguien psicólogo o no psicólogo? sino más bien: ¿es alguien buen o mal psicólogo? Y en este respecto me parece que el estudio de la psicología podría ayudarlo a ser un mejor psicólogo.
 Con esto llegamos a una segunda pregunta: ¿ qué es la psicología? Esta pregunta es mucho más difícil de contestar que la anterior. Nos llevará un poco de tiempo. Etimológicamente "psicología" significa "ciencia del alma". Pero esto nos dice muy poco acerca de qué es propiamnte esta ciencia del alma: cuál es su objeto,  qué métodos emplea, cuál es su fin.
  La mayoría de los hombres piensan que la psicología es una ciencia relativamente moderna. Opinan eso porque la palabra "psiclogía" se difundió en general en los últimos 100 o 150 años. Olvidan, sin embargo, que hay una psicología anterior a ésta, que se extendió más o menos desde el año  500 aC hasta el siglo XVII, aunque no se la haya llamdo psicología sino "ética", y también más frecuentemente llamada "filosofía"; pero no era otra cosa que psicología. ¿Cuáles eran entonces la naturaleza y los fines de es psicología premoderna? A esto se puede responder muy suscintamente : "era el conocimiento del alma del hombre con el fin de convertirlo en un hombre mejor". La psicología tenía entonces una motivación moral, y hasta podríamos decir religiosa, espiritual.
 Presentaré ahora algunos ejemplos muy breves de esta psicología premoderna: el Budismo, tiene una psicología muy amplia y sumamente complicada. Aristóteles escribió un manual de psicología, sólo que le llamó Ética. Los estoicos dearrollaron una psicología estremadamente interesante, muchos de los lectores conocerán quizás las Meditaciones de Marco Aurelio. Encontramos en Santo Tomás de Aquino un sistema de psicología, del que cualquiera podría verosímilmente aprender más que de la mayoría de los textos de psicología actuales. Allí se encuentran las más interesantes y profundas discusiones y análisis de conceptos como : narcisismo, soberbia, humildad, modestia, sentimientos de inferioridad y muchos más. algo similiar ocurre con Spinoza, que escribió una psicología y  -como Aristóteles. la llamó Ética. Spinoza es, por cierto, el primer gran psicólogo que reconoció con total claridad la existencia del inconsciente, cuando dijo: todos somos conscientes de nuestros deseos, pero no del motivo de nuestros deseos. Y éste es en verdad, como veremos luego, el fundamento de la psicología profunda de Freud, que llegó mucho más tarde.
  En la época contemporánea surgió una psicología totalmente distinta, que no tiene, en cifras redondas mucho más de 100 años. Su fin es otro: hay que conocer el alma no para volverse "mejor" sino -simplificando y esquematizando las cosas- para llegar a ser un hombre "más exitoso". El hombre quiere conocerse a sí mismo, conocer a los demás, para obtener mayor provecho en la vida, para manipular a los otros, para formarse a sí mismo de la manera más propicia al éxito.
Esta diferencia entre la tarea que se proponía la psicología premoderna y la que trata de realizar la psicolgía actual sólo se comprende si se percibe en qué medida han cambiado la cultura y los fines de la sociedad. Sin duda en la Grecia clásica y en el Medioevo los hombres en general no eran mucho mejores de lo que hoy son, y hasta quizás fueran más malos en su conducta cotidiana, pero su vida estaba dominada por una idea; no vale la pena vivir sólo para ganarse el pan, la vida debe también tener un sentido, servir al desarrollo del hombre. En este contexto se ubica  a la psicología.
  El hombre contemporáneo ve las cosas de otra manera. No le interesa tanto "ser" más, sino "tener" más: una mejor posición, más dinero, más poder, más respetabilidad y ya sabemos hoy -y esto se va divulgando cda vez más y se ve quizás con la mayor claridad en el país económicamente más avanzado y rico del mundo, Estados Unidos-, que son cada vez más los hombres que han comenzado a dudar que la consecución de estos fines los hará realmente felices. Pero no me extenderé aquí sobre este punto. Subsiste el hecho de que estos  don fines han impreso también a la psicología dos direcciones distintas. Quiero agregar algo ahora acerca de la psicología contemporánea, para mostrar cómo  hay que reprentarse a esta disciplina.
  La psicología contemporánea comenzó en forma muy humilde. Se interesaba en estudiar la memoria, fenómenos acústicos y visuales, asociaciones de ideas y la psicología de los animales. El nombre Wundt es quizás el más significativo e importante en este comienzo de la psicoogía actual. Estos pisólogos no escribían para el gran público, no eran muy conocidos, escribían para especialistas y eran muy pocos los legos que se interesaban en sus
en sus trabajos y publicaciones.
  Pero esto cambió por completo cuando la psicología comenzó a popularizarse, pues se aplicó a resolver una "cuestión básica": la de los motivos de la conducta humana. Este fue el tema constante de la psicología en los últimos 50 años. La cuestión interesa a todos, pues todo el mundo querría saber qué es realmente o lo que lo motiva, por qué está motivado de una manera y no de otra. Y cuando la psicología le ofrece la perspectiva de  averiguar algo al respecto, lo recibe como cosa de gran calor. Por eso esta psicología motivacional llegó a ser quizás la ciencia más popular de todas y, particularmente en los últimos decenios no vio menguada sino acrecentada esa popularidad.

  Esta psicología popular incluye dos escuelas fundamentales: la que sostiene la "teoría instintivista", y la psicología del comportamiento o "teoría conductista." Diré, para comenzar, dos palabras sobre la teoría instintivista, debe su origen a uno de los máximos pensadores del siglo XIX, Charles Darwin.
 Darwin se ocupó en su época de los intintos como fundamento de la motivación humana. Sobre la base de sus trabajos, se fue contruyentod luego una teoría que, dicho brevemente, acentúa que cada conducta tiene un motivo y que cada motivo es un instinto independiente, innato en el hombre -innato exactamente igual que el institnto del animal.- Si somos agresivos, la causa es nuestro instinto de agresión; si somos sometidos, es nuestro instinto de sumisión; si somos ávidos de posesiones, es el instinto de posesión; si somos celosos, es el instinto de celo; si nos mostramos dispuestos a cooperar, es el instinto de cooperación; si solemos sustraernos a algo huyendo, es el instinto de fuga, etcétera. Y de hecho los teóricos del instinto han enumerado en conjunto unos doscientos instintos distintos que (como cada tecla de un piano cuando se la oprime) motivan una conducta humana totalmente determinada.
  Los principales representantes de estas teorías instintivas fueron los norteamericanos : Williams James y William McDougall. Quizás el lector, por la descripción que acabo de hacer, imagine que esta teoría es muy simplista y hasta ingenua. De ninguna manera es así. Sobre el fundamento de las ideas de Darwin , estos dos autores, y también otros, que fueron pensadores muy significativos y agudos, construyeron un edificio extraordinariamente interesante -sólo que ese edificio en mi opinión, tiene fallas de estructura-. En realidad no es un edificio sino un conjunto de hipótesis qeu nunca se confirman en la realidad. La última gran teoría instintivista que se ha vuelto muy popular es la de Konrad Lorenz, que ha reducido la agresión humana a un instinto más o menos innato de agresión.
  La deficiencia de estas teorías reside en su tendencia a la simplificacción. Las cosas resultan justamente muy simples cuando se postula teóricamente un instinto para cada conducta particular. Pero con eso no se aclara nada; sólo dice: la conducta tiene un motivo, y éstos motivos son innatos. En el caso de la mayoría de esos motivos, tal cosa no se puede demostrar. Existen unos pocos -como por ejemplo el de agresión defensiva o el de huida y hasta cierto punto también la sexualidad, aunque en este caso la seguridad es mucho menor-, en los cuales hay partes casi instintivas. Pero también en este caso subsiste el hecho de que el aprendizaje y el influjo cutural y social pueden incluso modificar extraodinariamente estos instintos innatos -hasta el punto de que entre los hombres y los animales sometidos a estas modificaciones casi llegan a desapareer, o, por el contrario, se refuerezan considerablemente-.
  La otra dificultad de esta teoría consiste en que ciertos instintos, en muchos hombres y muchas culturas tienen notable intensidad y en cambio en otros están muy poco desarrollados. Hay por ejemplo razas primitivas que son extraordinariamente agresivas, pero otras, en cambio, no manifiestan absolutamente ninguna agresividad. Esto se observa también en algunos hombres;  si alguien acude hoy a una psiquiatra y dice: "Doctor, estoy tan enojado, quería matar a todos, a mi mujer, a mis hijos, suicidarme...", el médico no dice : "Claro, este hombre tiene un instinto de agresividad fortísimo", sino que más bien hace un diagnóstico y afirma: "Este hombre debe estar enfermo, pues esa agresividad que expresa, ese odio que ha acumulado, es una manistestación patológica". Si fuera un instinto se trataría dde una manifestación normal y no de un signo de enfermedad.
  Encontramos además -y esto es muy importante- que justamente los hombres más primitivos, los cazadores y recolecstores, que se encuetnran al comienzo de todas las civilizaciones, fueron los hombres menos agresivos. Si la agresividad fueran innata, deberían de mostrarla de la manera más clara los cazadores y recolectores. En cambio, se puede demostrar lo contrario: que con el desarrollo de la civilización -desde más o menos el año 4000 aC.-, con la construcción de grandes ciudades, reinos, jerarquías, ejércitos, con el descubrimiento de la guerra, de la esclavitud -y digo deliberadamente  "descubrimiento" porque todos esos no son fenómenos que se den por naturaleza-, crecieron también de manera pavorosa el sadismo, la agresividad, el gusto por someter a los demás y por destruir, en mayor medida que la registrada en los hombres primitivos prehistóricos.


  Estas dificultades llevaron a la escuela opuesta, la de la "teoría conductista", a afirmar exactamente lo contrario: que no hay absolutamente nada innato, que todo es consecuencia de circunstancias sociales y de la hábil manipulación de los hombres, sea por la sociedad o también en el seno de la familia. El más importante y famoso respresentante de esta escuela es actualmente el profesor norteamericano Skinner, que en su libro "Más allá de la libertad y la dignidad" afirma acertadamente:
  "Conceptos como libertad o dignidad son puras ficiones, no existen en absoluto, sino que son producto del influjo ejercido sobre los hombres con el fin de que éstos se hagan a la idea de que querrían ser libres. Pero en la naturaleza del hombre no reside ni el deseo de libertad ni el sentimiento de la dignidad humana". Un ejemplo en apoyo de esta teoría: Juanito no quiere comer espinaca. Si la madre lo castiga por ello -y eso lo saben bien muchos padres-, no logra ningún éxito. dice Skinner: "Ese también es un método equivocado. No se debe habalar mucho de la espinaca sino limitarse a ponerla en la mesa a la hora del almuerzo. Si Juanito come un poco de ella, la madre lo mira con actitud caiñosa y le promete un trozo extra de torta. A la vez siguiente vuelve la espinaca a la mesa y Juanito se se muestra más dispuesto a comerla. La madre entonces le sonríe cariñosamnte y le da esta vez un trozo de chocolate. Y así hasta que el pequeño está condicionado, es decir, hasta que llega a aprender que si come espinaca obtiene una recompensa. Y ¿quién no quiere obtener una recompensa? Y luego de algún tiempo comerá la espinaca con gusto, mejor que las demás verduras". Pues bien, esto puede suceder, Skinner ha trabajado mucho tratando de mostrar cuál es la manera más hábil de lograr estos resultados. No se repite y una y otra vez esta recompensa, sino que  se la omite una vez y luego se la reintroduce. Y se realizaron muchas investigaciones e ingeniosos experimentos tendientes a verificar cuál es la mejor manera de inducir a los hombres mediante recompensas a hacer los que uno quiere que hagan. Por qué el otro lo quiere es cosa que a Skiner no le interesa para nada, pues dice: "No hay ningún valor que tenga significación objetiva".
  Esto es muy comprensible, si se piensa en la simulación del psicólogo en el laboratorio. Que los ratones o los conejos coman o no coman carece de todo interés  -sólo interesa que con determinados medios se los pueda inducir a comer o a no comer-. Y como los psicólogos del comportamientos conciben  al hombre -y hasta a sí mismos- como conejos de laboratorio, carece para ellos de toda importancia averiguar para qué y por qué hay que condicionar para algo, sino que sólo les interesa el hecho de que se lo puede hacer, y la convicción de que es posible lograrlo a la perfección. El conductismo separa el "comportamiento del hombre" del "hombre" propiamente dicho. No investiga al hombre en tanto produce un comporamiento, sino que investiga sólo el producto; el producto es conducta. En lo referente a lo que está detrás de la conducta, es decir, al hombre, dice expresamente: eso es insignificante, es filosofía, es especulación. Sólo nos interesa lo que el hombre "hace". Tampoco averigua por qué ocurre el sorprende hecho de que muchos hombres no reaccionan como deberían hacerlo si la teoría fuera correcta. No parece molestarlos el hecho de que muchos hombres no se rebelen, que no se adapten, que no reaccionen a los refinados estímulos que en general utiliza esta teoría, sino que actúen justamente en forma contraria. Esta teoría parte del supuesto de que a la mayoría de los hombres les resulta preferible dejarse seducir, más bien que ser y realizar lo que resultaría de su auténtica naturaleza y de su auténtica disposición.
  La teoría instintivista y la teoría conductista tienen algo en común, pese a las grandes oposiciones: para ambas el hombre no es de ninguna manera el que configura su propia vida. El hombre de la teoría instintivista es impulsado por el pasado de la raza humana y animal; el hombre del conductismo es impulsado por los dispositivos y condicionamientos sociales vigentes en ese momento; está condicionado por las artes oportunistas de seducción de su sociedad, tal como el otro hombre está condicionado por el pasado de su raza. Pero ninguno de los dos ni ningún modelo de hombre en estas teorías está determinado por lo que quiere, por lo que es, por lo que corresponde a su ser.
  Estas dos grandes orientaciones representan la mayor parte de lo que hoy se puede llamar psicología contemporánea". Debemos decir que la psicología conductista ha triunfado totalmente en la actualidad. La mayoría de los profesores de psicología en las universidades norteamericanas son conductistas y la psicología soviética está estrechamente emparentada con esta tendencia -por razones socioculturales comprensibles que no puedo profundizar aquí.

Fuente: El amor a la vida de Erich Fromm, Capítulo IV PSICOLOGÍA PARA NO PSICÓLOGOS. Apartado 1 La Psicología de hoy y la anterior. Ediciones Paidós Ibérica. Círculo de Lectores 1983.-

Melan

viernes, 2 de octubre de 2009

LA MUERTE DE UN HIJO


Un padre no debería tener que enterrar a un niño. La muerte de un niño parece como algo “fuera de lugar”, “fuera de orden” y equivocado. Cada fibra de nuestro ser llora diciendo “no es justo!”, y realmente no lo es. A medida que las ondas del golpe atraviesan su cuerpo, su mente y su espíritu, usted se da cuenta que este es uno de los momentos más difíciles y dolorosos en su vida.
No solo sentimos el dolor por la pérdida de nuestro hijo, sino también la pérdida de nuestros sueños y esperanzas para el futuro. Nuestros peores temores se han hecho realidad. Hemos fallado en el sagrado deber de proteger a nuestro hijo y parece como si la vida ya no mereciera ser vivida. Usted está viviendo una pesadilla por la cual nadie debería tener que pasar. el dolor es el precio que usted tiene que pagar por amar.
¿Qué me está pasando?


El dolor es una reacción natural y normal ante la pérdida. Es una respuesta física, emocional, espiritual y psicológica. Es un proceso complejo que afecta cada aspecto de su vida. Amor, ira, miedo, frustración, soledad y culpa son una parte del dolor.
Las reacciones físicas hacia el dolor pueden incluir cambios en el apetito, falta de sueño, irritabilidad, suspiros, llanto, molestias estomacales y “dolor en el corazón”. Puede experimentar dificultades sexuales y encontrarse alejado de su cónyuge. Usted se siente como si quisiera llorar todo el tiempo o también puede sentir que las lágrimas nunca van a salir de su interior. Estas emociones y sentimientos algunas veces vienen en “oleadas” que pueden ser paralizantes.
La ira y la culpa son emociones comunes. Usted puede sentirse enojado con Dios, con su cónyuge, con su hijo o con otras personas. También puede sentirse enojado con usted mismo. A menudo se agregan a nuestro enojo sentimientos de impotencia que pueden hacerle daño a las personas que más amamos. El dolor hace daño!
Los “si solo yo…” y los “yo debería…” pueden atacarlo en cualquier momento y enviarlo hacia la desesperación mientras se da cuenta que no hay nada que usted pueda hacer AHORA para cambiar lo que ha pasado. La culpa y la duda se vuelven sus compañeras constantes.
Puede pensar que “escucha” o “siente” la presencia de su hijo y comienza a preguntarse si no se estará volviendo loco. Sus brazos parecen sentir el vacío mientras que su corazón parece que va a estallar de dolor. Aún cuando estos sentimientos puedan ser tan intensos como atemorizantes, son parte normal y natural del dolor.






¿Cuánto puede durar el dolor?


El dolor puede durar tanto como uno espera. No hay tiempos determinados para el sufrimiento, aún cuando muchos piensen que debería “terminar” rápidamente. Cada uno sufrirá a su manera y a su debido tiempo. Por lo tanto no interprete las otras formas de sufrir de los demás como si significara que ellos aman menos a su hijo. No hay maneras correctas o incorrectas de sentir, cada uno sufre de forma diferente!
Usted no podrá olvidar la muerte de su hijo, pero aprenderá a vivir con ello. Siempre habrá momentos de dolor y de pena cuando recuerde el cumpleaños, el aniversario de la muerte y todo lo que había planeado compartir con su hijo. Esté preparado para esos momentos de sufrimiento y no se alarme si ellos continúan a lo largo de su vida. Los padres no dejan de amar a su hijo simplemente porque éste haya muerto.



¿Qué puedo hacer ahora?


Reconocer la pérdida y empezar a aceptar el dolor del sufrimiento. No evite o trate de minimizar sus sentimientos tomando drogas o alcohol. Las drogas pueden detener o dilatar el necesario proceso del dolor. Aprenda a trabajar sobre el sufrimiento y no a tratar de enmascararlo.
Comparta sus pensamientos y sentimientos charlando con otras personas. También puede encontrar ayuda escribiendo un diario. O puede buscar un grupo de apoyo. Pregúntele a su cura, al director del funeral o a su psicólogo por referencias. Por ejemplo, el grupo Renacer, es un grupo de apoyo para padres y hermanos afligidos que ofrece ayuda en estos difíciles momentos. Usted no tiene que pasar por esto solo!
Dígale a su familia y a sus amigos lo que necesita. Ellos quieren ayudar, pero no saben como hacerlo. Sea específico al requerir ayuda. Si necesita que le lleven la ropa a la lavandería, diga eso. Si necesita alguien que lo escuche, hágaselos saber. Dígales que está bien que hablen de su hijo, que digan su nombre y que compartan sus recuerdos con usted.
Cuídese físicamente. El sufrimiento produce un estrés terrible en su cuerpo y por lo tanto necesitará ejercicios y una dieta saludable para combatir sus efectos.
Tómese su tiempo para hacer lo que tenga que hacer con las pertenencias de su hijo. No le permita a los demás que lo apuren o que se hagan cargo ellos. Usted puede hacer lo que quiera, un poco a la vez. No hay ningún apuro. Puede pensar en dejar a los miembros de su familia que elijan algo especial que perteneciera a su hijo para que ellos lo recuerden.
Cree rituales que lo ayuden a recordar a su hijo. Hable con otros miembros de la familia para que juntos encuentren otras formas de conmemorar la vida de su hijo. Estableciendo una beca, donando juguetes o libros, construyendo un campo de juego o plantando un árbol son todas las formas en que Usted puede compartir la vida de su hijo con los demás.


¿Qué pasa con los otros hijos?


Generalmente los niños son los “dolientes olvidados” en la familia. Ellos también están experimentando muchas de las cosas que le suceden a usted, por la tanto comparta sus pensamientos y sus lágrimas con ellos. Llorar juntos puede ser una experiencia curativa. Usted no puede proteger a los demás de la realidad del dolor, o sea que mantenga la comunicación abierta con los demás. Asegúrese de que los hijos sobrevivientes sepan que son amados y que son incluidos en las decisiones familiares y en sus rituales, para que no se sientan abandonados por usted y por el niño que murió. Hágales saber que nadie va a ser olvidado en su familia.
Tenga cuidado en no elevar al niño que murió a la categoría de “santo”. Los hermanos y las hermanas saben que su relación no fue perfecta y a menudo se sienten enojados cuando nadie recuerda su menos que perfectas cualidades. Hable abiertamente con cada uno, y use este tiempo de dolor para estrechar los lazos familiares. Las bases más profundas de su familia han sido sacudidas y se necesitan unos a otros para volver a reconstruir el santuario familiar.
Su hijo murió. El no desapareció de sus pensamientos o de su corazón. Usted podrá encontrar la esperanza y la curación en los meses y años por venir. Sea gentil y amable con Usted mismo y con los demás. Su círculo familiar fue roto por la muerte, pero puede ser enmendado por el amor que todavía comparte con cada uno de ellos. Trate de recordar la vida de su hijo, no solamente los detalles de su muerte.
Sea paciente. El sufrimiento dura un largo tiempo, pero el amor perdura para siempre.
El sufrimiento adolescente: cuando un amigo o alguien a quien amabas ha muerto
Estás herido. Estás sufriendo. Estás viviendo una pesadilla que nadie debería experimentar. Pero no estás solo, como tú, muchos otros adolescentes han transitado por este camino antes que tú. Ellos han aprendido, como tu estás aprendiendo, que el sufrimiento es el precio que pagamos por amar.
Se siente como si la Muerte hubiera hecho pedazos tu vida. Tus esperanzas y tus sueños para el futuro han sido puestos en una lista de espera como si el mundo se hubiera detenido y todo estuviera moviéndose de una manera más lenta. Pero lo peor de todo es que el mundo no se ha parado! Todavía hay cosas que deben ser hechas: tareas escolares, coros, trabajos. La gente todavía espera que hagas todas las cosas que hacías “antes”, pero tu no te sientes con ganas de estar haciendo algo. Probablemente tu solo quieras esconderte o quieras estar solo con tus pensamientos y tus sentimientos. También puedes hacerte preguntas que nadie puede responder. ¿Con quien puedes hablar y hacia donde puedes ir cuando estos sentimientos de dolor te superan?






¿Qué me está pasando?






Amor, ira, miedo, frustración, soledad y culpa son todas emociones que forman parte del sufrimiento. El dolor es una reacción natural y normal ante una pérdida. Es una respuesta física, emocional, espiritual y psicológica. Es un proceso muy complejo que afecta cada uno de los aspectos de tu vida.
Puedes sentir como si estuvieras durmiendo demasiado o comiendo mucho, pero tal vez eso sea lo único que quieras hacer. El dolor te trastorna y nadie puede entender realmente lo que significa para ti. El sufrimiento que se siente es diferente para cada persona. Puedes tener dolores de cabeza, problemas estomacales, dolores musculares y un gran peso en el corazón. Puedes sentir que tienes ganas de llorar todo el tiempo, o por el contrario sentir que las lágrimas se encuentran encerradas dentro tuyo.
Puedes encontrar que es muy difícil concentrarte o recordar cosas. Puedes sentirte adormecido, “helado por dentro” o muy cansado. Temporalmente la depresión o los sentimientos de soledad pueden vencerte. El dolor viene en oleadas y puede ser paralizante. El sufrimiento duele.
El enojo y la culpa son emociones comunes. Puedes sentir enojo hacia Dios, hacia otros miembros de la familia, hacia ti mismo, o hacia la persona que murió. Esto no tiene que tener sentido para que sea real. Los “Si solo yo” y los “Hubiera hecho” pueden causarte dolor y duda. Desearías poder volver el tiempo atrás y hacer las cosas de forma diferente. Lo que más duele es que no se puede volver sobre nuestros pasos y cambiar lo que ya ha sucedido.
El dolor puede aislarte porque nadie sabe que tiene que decir o como tiene que actuar. Probablemente tú tampoco sepas que hacer. Puedes decidir que es más fácil estar solo y que no quieres hacer nuevos amigos y que tampoco quieres que nadie se te acerque demasiado. Al mismo tiempo, cuando sientes que necesitas ayuda, te resulta difícil pedir por ella. A pesar de lo dolorosos y atemorizantes que puedan ser estos sentimientos, todos son una parte normal del sufrimiento.
¿Durante cuanto tiempo voy a sentirme así?
No hay ningún tiempo determinado para sufrir. Va a durar el tiempo que cada uno estime necesario. El sufrimiento es muy individual y cada persona tiene su propia forma y tiempo para sufrir. No hay maneras correctas o incorrectas de sentir el dolor. Es simplemente TU forma de hacerlo. No compares tu sufrimiento con el de ninguna otra persona y tampoco te juzgues a ti mismo por la forma en que te sientes.
Es importante que entiendas que no te vas a olvidar de la muerte de esa persona, sino que vas a aprender a vivir, superándolo. Pero igualmente siempre habrá momentos de dolor intenso cuando recuerdes algún cumpleaños, el aniversario de su muerte, o cualquier otro momento que hubieran compartido. Cuando celebres alguna ocasión especial en el futuro, tales como una fiesta, una graduación o incluso el conseguir un trabajo, seguramente vas a sentir como el dolor vuelve en oleadas. Pero no te alarmes por estos momentos ya que van a seguir apareciendo a lo largo de toda tu vida. Tú no dejas de amar a alguien porque ese alguien haya muerto.






¿Qué puedo hacer ahora?






Tienes que aceptar la pérdida y los cambios que han sucedido. No trates de enmascarar tus sentimientos con drogas o con alcohol. Cualquier cosa que te haga escapar de tus sentimientos solamente hará que todo el proceso sea más largo. No hay ninguna forma de rodear al dolor, sino por el contrario, tienes que atravesarlo.
Comparte tus pensamientos y sentimientos con tus amigos, o también puedes escribir un diario. Puede que tengas ganas de hablar de su muerte o tal vez no tengas ni ganas de pensar en eso. Cuéntale a la gente que es lo que necesitas.
Mucha gente se cuestiona sus creencias espirituales y puede que tú quieras encontrar a alguien que quiera escuchar de tus dudas, sentimientos y preguntas.
Es probable que experimentes cambios en la relación con tus amistades. Puede ser que la gente que no sepa que decirte trate de evitarte o también puede ser que te diga cosas hirientes. Y otros, que tal vez no eran muy cercanos a ti, de repente se convierten en un gran apoyo. Aún cuando cada uno de nosotros sufre a solas, no tienes porqué estar solo durante tu sufrimiento.
Trata de mantener las vías de comunicación abiertas dentro de tu familia. Muchas veces los adultos no saben que decir para ayudarte. Diles a los miembros de tu familia que es lo que necesitas, como asi también trata de entender cuales son sus necesidades. Superar el dolor es un gran trabajo y requiere de mucha paciencia y cooperación.
Cuídate físicamente. Come comidas saludables. Evita el exceso de cafeína y azúcar y los alimentos poco saludables. Recuerda que la comida no va a llenar el espacio vacío que hay en tu corazón. Trata de hacer ejercicios y mantener tus rutinas usuales tanto como puedas. Aún cuando todo ha cambiado, tú puedes controlar los cambios que tu hagas. No permitas que el dolor sea una excusa para un desempeño pobre de tus tareas o para que adquieras malos hábitos.
Ahora es el tiempo para establecer una forma diferente de relación con la persona que murió. Puedes hacer cosas que te hagan recordar su vida, no tan solo su muerte, como hacer un álbum de recortes, escribir tus memorias en un diario, o grabar historias en video. Lleva globos al cementerio o también puedes encargar un servicio recordatorio para los amigos y la familia. Escríbele una carta a la persona que murió, visita aquellos lugares favoritos que alguna vez compartieron, escucha la música que disfrutaron juntos o crea un fondo de caridad en su memoria.
Debes permitirte a ti mismo volver a sonreír y a redescubrir las alegrías de la vida. La persona que tu amabas te ha dejado muchos dones. Entrelaza esas cualidades en tu vida mientras comienzas a encontrar tu nueva identidad.
"Quien soy ahora" puede llegar a ser un desafío más que algo desesperante mientras aprendemos a vivir a través del dolor y la pena.
Alguien ha muerto, pero el amor que ustedes compartieron nunca será destruído. Aún cuando la muerte llegó, el amor nunca se irá.
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Es absolutamente necesario aclarar en este artículo que el duelo de una madre por la muerte de su hijo es el úinico que no termina nunca. Jamás se vuelve a ser la misma persona y si bien cada ser humano reacciona de diferente manera ante el dolor, la muerte de un hijo es quizás el mayor sufrimiento que pueda vivir un alma humana, sobre todo la madre.
El lazo de unión, el cordón umbilical simbólico ya que unió físicamente a esa madre con ese hijo desde el vientre materno no se rompe jamás, ni siquiera con la muerte.
Por eso las madres que han perdido hijos, viven como si estuvieran un poco en la tierra cumpliendo con lo que la vida o Dios o quien cada uno crea le ha encomendado y con el otro en el Cielo o en otra dimensión o en donde piense que está el alma de su hijo. Esa es la auténtica sensación que vive una madre después de la muerte de su hijo. Y no se trata de pesimismo, pero nunca jamás se vuelve a ser la misma persona y la vida ya no es ese tiempo hermoso que era y el mundo no es ya el lugar donde se vivía con sueños y proyectos.
La vida de una madre que perdió un hijo se transforma en un camino que se transita con extremo dolor y sólo en algunas pocas oportunidades el alma puede sentir algo de alegría. En esto último ayudan mucho y devuelven mucho de ganas de vivir a esa mujer dolorida y sufriente, esos seres pequeñitos que vienen a llenar su vida que son los nietos. Sólo a través de su existencia se puede recuperar las ganas de vivir, si no es casi imposible. Esta es la auténtica realidad corroborada no sólo por la psicología sino especialmente por quienes han pasado por esa experiencia.

Psique